InterContinental Shanghai Wonderland: lujo en las profundidades de una cantera
|En las afueras de Shanghái, en el distrito de Songjiang, se levanta —o mejor dicho, se hunde— uno de los proyectos hoteleros más audaces del mundo: el InterContinental Shanghai Wonderland. Construido en el interior de una cantera abandonada de casi noventa metros de profundidad, este hotel cinco estrellas parece desafiar las leyes de la arquitectura al desarrollarse no hacia el cielo, como acostumbran los rascacielos, sino hacia las entrañas de la tierra.
El edificio cuenta con dieciocho niveles, de los cuales solo dos emergen sobre el terreno. El resto se extiende hacia abajo, abrazando las paredes de roca del acantilado y llegando hasta tocar el agua que cubre el fondo de la cantera. Dos de esos pisos, sumergidos bajo la superficie, albergan habitaciones y un restaurante acuático que ofrece a los comensales la sensación de cenar dentro de un acuario gigante.
Su diseño es tan osado como armónico: una estructura curva en forma de “S” que sigue el relieve de la cantera, con un atrio de cristal que simula una cascada y pasarelas suspendidas a más de ochenta metros de altura. Cada detalle ha sido concebido para transformar un paisaje industrial olvidado en un santuario de lujo y naturaleza.
El camino para lograrlo no fue sencillo. Durante más de una década de construcción, ingenieros y arquitectos debieron enfrentar desafíos colosales. Extraer el agua del terreno, estabilizar el acantilado y garantizar la seguridad sísmica exigieron soluciones innovadoras y más de cuarenta patentes. La magnitud de la obra implicó bombear decenas de miles de metros cúbicos de hormigón desde noventa metros de altura y diseñar estructuras metálicas capaces de resistir la presión del terreno sin depender directamente del acantilado.
Hoy, el InterContinental Shanghai Wonderland ofrece más de trescientas habitaciones con vistas inigualables: cascadas naturales, paredes de piedra iluminadas por el sol que apenas roza el borde de la cantera, y un lago artificial que refleja la arquitectura futurista. A ello se suman restaurantes de autor, un bar enclavado en el acantilado, suites submarinas y actividades extremas como escalada y tirolina, que aprovechan la geografía accidentada del lugar.
Con una inversión cercana a los 555 millones de dólares, el hotel no solo es un ejemplo de lujo extravagante, sino también un hito en la ingeniería contemporánea. Su inauguración en 2018 marcó un antes y un después en la manera de concebir los espacios turísticos: allí donde otros veían una cantera olvidada, un grupo de visionarios imaginó un destino que hoy asombra al mundo.
Más que un hotel, el Shanghai Wonderland es una declaración de intenciones: la arquitectura puede reinventar lo imposible, transformar cicatrices del paisaje en experiencias únicas y demostrar que, a veces, la verdadera grandeza no se encuentra en alcanzar el cielo, sino en explorar las profundidades de la tierra.
